Quan les tropes de Franco van arribar a la frontera francesa el divendres 10 de gener del 1939, al post duaner del Coll dels Belitres entre Portbou i Cervera de la Marenda es va produir un fet excepcional. Es va produir un llibre, escrit en calent sobre aquelles hores precises per un actor directe. Es titula ¡Hay Pirineos!, de l’escriptor falangista Ernesto Giménez Caballero, el petit Gabrielle d'Annunzio espanyol seduït pel feixisme italià, incrustat a la IV Companyia de Navarra del general Camilo Alonso Vega. L’obra va aparèixer el 1939 mateix, amb fotografies dels fets, a l’Editora Nacional de Madrid. Conté passatges antològics, como el relat de la primera missa de campanya muntada davant dels astorats gendarmes. El fragment de més geni
literari arriba al final, amb motiu de la trobada amb les franceses. Quatre noies van pujar de Cervera fins el post fronterer, al costat del qual operava una guingueta, un sumari bar anomenat Chez Mariana. Alguns soldats de la unitat de Giménez Caballero van invitar tres xicotes del grup a l’interior del local i van deixar la quarta a l’escriptor-soldat.
literari arriba al final, amb motiu de la trobada amb les franceses. Quatre noies van pujar de Cervera fins el post fronterer, al costat del qual operava una guingueta, un sumari bar anomenat Chez Mariana. Alguns soldats de la unitat de Giménez Caballero van invitar tres xicotes del grup a l’interior del local i van deixar la quarta a l’escriptor-soldat.
-- Era una señora y una buena señora. Rubia, apretada de carnes, pintada al duco, con un gabán marrón muy ceñido y la falda muy corta. La cara era algo vulgar, como son muchas de las caras femeninas francesas cuando se les examina el pergamino de cerca, con técnica de palimpsesto. Me hizo una sonrisa emocionante.
-- Soy la mujer de un oficial del Ejército, aquí en el Pirineo...
Y al decirme esto se me acercó mucho, rozándome. Me miraba a los ojos sin pestañear. Me sonreía. Me llenaba de un perfume que sería de d'Orsay o de Coty, pero que me daba escalofríos.
-- Yo quisiera de usted unas medias de seda... Las hay muy buenas en Cataluña... Si me las trae mañana, le espero en el túnel, para que me las dé...
-- Señora, las medias que se las compre su marido. Y que él la espere en el túnel, si cabe... No olvide que en España esta guerra, si ha valido para algo, es para que los maridos compremos las medias sólo a nuestras mujeres...
Entré Chez Mariana. Tenían mis amigos sentadas en sus rodillas a las tres chicas.
-- Mucho gritar y combatir y sufrir y conquistar palmo a palmo esta frontera y ya habéis caído en las eternas redes de la dulce Francia, de la seductora Francia, siempre invencible... ¡Paletos! ¡Memos! ¡Así venció Francia a nuestro imperio antiguo! Una mujer francesa se introdujo en el lecho de Felipe III y desde entonces hasta el mismísimo Azaña, corrompido en París, no ha sabido hacer con los Pirineos, con Francia, más que eso que aquí pone: irse con ella a reposar. Perdonadme. pero esta guerra o significa una Revolución total contra todo lo de ese otro lado, o hemos perdido el tiempo y la sangre una vez más, como los peleles del destino... ¡No lo olvidéis! Desde hoy ¡hay Pirineos!".
L’ardor de Giménez Caballero va ser recompensat amb un lloc a l’ambaixada espanyola al Paraguai. Poc després va encapçalar l’operació fallida de casar Pilar Primo de Rivera amb Adolf Hitler. Va sobreviure a Franco i va morir el 1988 a Madrid, als 89 anys.
-- Soy la mujer de un oficial del Ejército, aquí en el Pirineo...
Y al decirme esto se me acercó mucho, rozándome. Me miraba a los ojos sin pestañear. Me sonreía. Me llenaba de un perfume que sería de d'Orsay o de Coty, pero que me daba escalofríos.
-- Yo quisiera de usted unas medias de seda... Las hay muy buenas en Cataluña... Si me las trae mañana, le espero en el túnel, para que me las dé...
-- Señora, las medias que se las compre su marido. Y que él la espere en el túnel, si cabe... No olvide que en España esta guerra, si ha valido para algo, es para que los maridos compremos las medias sólo a nuestras mujeres...
Entré Chez Mariana. Tenían mis amigos sentadas en sus rodillas a las tres chicas.
-- Mucho gritar y combatir y sufrir y conquistar palmo a palmo esta frontera y ya habéis caído en las eternas redes de la dulce Francia, de la seductora Francia, siempre invencible... ¡Paletos! ¡Memos! ¡Así venció Francia a nuestro imperio antiguo! Una mujer francesa se introdujo en el lecho de Felipe III y desde entonces hasta el mismísimo Azaña, corrompido en París, no ha sabido hacer con los Pirineos, con Francia, más que eso que aquí pone: irse con ella a reposar. Perdonadme. pero esta guerra o significa una Revolución total contra todo lo de ese otro lado, o hemos perdido el tiempo y la sangre una vez más, como los peleles del destino... ¡No lo olvidéis! Desde hoy ¡hay Pirineos!".
L’ardor de Giménez Caballero va ser recompensat amb un lloc a l’ambaixada espanyola al Paraguai. Poc després va encapçalar l’operació fallida de casar Pilar Primo de Rivera amb Adolf Hitler. Va sobreviure a Franco i va morir el 1988 a Madrid, als 89 anys.
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